Pesada red plomiza
cae sobre mi espada chamuscada
enlazada la sangre
muda de pensamiento
me aquieto
en la más puta soledad negra,
sin a quien invocar
desconsolada
me detengo
y muero
sin saber
si habrá
algún después
.
Pesada red plomiza
cae sobre mi espada chamuscada
enlazada la sangre
muda de pensamiento
me aquieto
en la más puta soledad negra,
sin a quien invocar
desconsolada
me detengo
y muero
sin saber
si habrá
algún después
.
Hiere despertar
lastima como página lechosa
como guerrera vencida
que arrastra desierto
de regreso a ningún lugar
Empalagada de hastío
fastidia erguirse
¿dónde deambular el día?
Si mi alarido ronco
rozase tu delicado pellejo
te contaría
con el alma ardida
cómo se muelen los cauces
Quieta en la orilla de la nada
reposo en hueco color viento
al límite de la asfixia
sabiendo a óxido
renuente
me dejo recorrer
solo
por una
pesada
lágrima
espumosa
.
Este bosque tupido y perverso
donde naufragan desvalidos los matices
me incita a perseguir tu color
Tropiezo con ilustres decadentes
descarto etiquetas florida
prescindo envasados al vacío
excluyo chapucerías enlatada
elimino aquellos sin adobo ni aderezo
de engañoso contorno de acabado mate
queda poco
mi piel insurrecta
huérfana envanecida y hambrienta
es impulsada sólo a alcanzar tu matiz,
el tuyo
Entre el zarandeo constante ensordecedor,
tu murmullo
el tuyo
ese único ¡claro!
el que huele a verdad
.