En tu interior chorrean
densas lágrimas aceitosas
en lánguido recorrido sinuoso
Rasgan estrías a su paso
De tan encapsuladas
Resultó dificultoso advertirlas
Sobre nuestra elegante mesa
cayó un imperceptible cristal de acuario como telón de acero
hasta rozar el límite justo del impecable mantel nevado
Quedé enajenada viendo danzar tu mímica acuosa
Reducida a gestos de pez famélico extraviado
En plena espesura de comedia grotesca
Sin otra alternativa
Huí