Híbrido entre podio y nicho
Ya no huele ni a rico ni a nada
Sus festivos y jugosos besos
Ya no saben
Sus ojos siguen ahuecados
Los míos ya están muy lejos
Sólo
permanecen
sus tersas palmas blancas
deslizándose silenciosas
Trepadora espuma de mar
que enfunda cobija impregna
de melancolía salitre
esta madrugada gris
Piérdanse con él