Para salvarme

y purgar dolores heridas llagas erosiones

en tambaleante vaivén de desatar y anudar

desanudar y atar

que suele sofocar asfixiar oprimir dominar desvelar

Por descubrir otra vez despertares ásperos severos inclementes dolientes

Para celebrar

tu inaugurada presencia

tu destellante aroma a mañanas exultantes

de efluvios cítricos y amaderados

estrenados en inéditos goces y dichas

que colman abonan devuelven gratifican premian galardonan

Para pensar

cómo conciliar triunfos y derrotas

y recobrarme en la bravura

me urge expulsar desprender evaporar para sanar

Por creer que transitar nuevos senderos

me asistirá a gestar los frutos nobles y serenos que anhelo

Melancolía, Congoja o Vanidad

Autócratas zaristas

Quién de ustedes me dicta?

 

Buenos Aires, Argentina