Quiero un cuenco sin fondo donde llorar
No te interpongas ni interrumpas
Deja que las amargas corran veloces
Que rueden atropelladamente
y la lengua las palpe como densos cristales
Que golpeen musicalizando mi pena
Quiero ensordecer en ese chisporroteo
salvaje primitivo y desdichado
Que se agriete el cuenco
Que un charco vaya creciendo
Que cubra mi cintura como faldón de infortunio
Que mi desconsuelo flote triste en el agua
Que luego de un tiempo
rendida cansada a punto de evaporar
pueda colgar mi pesadez húmeda con dos broches
y mecida al compas del viento
pueda volver a confiar