Te moldearon
con ovillos de gruesas sogas enceradas
embebidas en somníferos
Tempestades furiosas
de irregulares cuchillas cristalinas
te atravesaron el cuerpo
convirtiéndolo en harapos
despedazando tu cadencioso corazón
al son de horrendos estruendos
Los fragmentos minuciosamente esparcidos
continúan batiendo socarrones dentro de tu no ser
Adormecido gesticulas cual espectro
y juegas aún hoy
creyéndote vital
a ser un hombre